Perdí el don de la palabra
y aprendí a escuchar,perdí el arma de la seducción
y aprendí a esperar,
perdí el habla y la pronunciación
y aprendí a callar.
Y aprendí también,
que me queda menos tiempo
para enmudecer, pacífica, para siempre.
Sin embargo,
tengo aún horas, días y minutos
para seguir soñando con el sol y la hierba fresca.
Me queda todavía un horizonte sin fin,
lejano y borroso.
Inalcanzable siempre.
Hermoso.
©SiempreViva / 02-12- 2017